martes, 24 de noviembre de 2015

Día 15 del Desafío

DÍA 15: EL AMOR ES HONORABLE

"Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres [...] dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida." (1 Pedro 3:7)

En  nuestro  idioma,  hay  ciertas  palabras  que  tienen  un  significado poderoso. Cuando se usan, las asociamos al respeto. Estas palabras nunca pierden su carácter eterno, su clase ni su dignidad. Hoy, nos concentraremos en una de ellas. Es la palabra honor.

Honrar  a  alguien  significa respetarlo  y  tenerlo  en  alta  estima, tratarlo  como  a  una  persona  especial  y  de  gran  valor.  Cuando  le hablas,  tus  palabras  son  puras  y  comprensibles;  eres  cortés  y educado. Cuando esa persona te habla, tomas en serio lo que dice, dándole peso y relevancia a sus palabras. Cuando te pide que hagas algo, te adaptas como puedes, por el solo respeto que le tienes.

La  Biblia  nos  dice  que  "honremos"  a  nuestro  padre  y  a  nuestra madre, y a las autoridades. Es un llamado a reconocer la posición o el valor de otra persona. El honor es una palabra noble.

En  especial,  esto  es  cieno  en  el  matrimonio.  Honrar  a  tu  pareja significa  prestarle  toda  tu  atención,  en  lugar  de  hablarle  desde atrás  de  un  periódico  o  con  un  ojo  en  la  televisión.  Cuando  se toman decisiones que afecten a ambos o a toda la familia, le das la misma  importancia  en  tu  mente  a  la  opinión  de  tu  cónyuge. Honras  lo  que  tiene  para  decir.  Significa  mucho  para  ti,  y  debería saberlo por la manera en que lo tratas.

Sin   embargo,   hay   otra   palabra   que   nos   llama   a   alcanzar   un propósito  más  alto,  una  palabra  que  a  menudo  no  identificamos con  el  matrimonio,  aunque  no  se  puede  subestimar  su  relevancia. Es  una  palabra  que  constituye  el  fundamento  del  honor:  la  razón misma  por  la  cual  respetamos  y  tenemos  en  alta  estima  a  nuestro cónyuge. Esa palabra es santo.

Decir  que  tu  cónyuge  debería  ser  "santo"  para  ti,  no  significa  que sea  perfecto.  La  santidad  significa  que  está  apartado  para  un propósito supremo: ya no común ni cotidiano sino especial y único. Nadie  puede  competir  en tu  corazón  con  una  persona  que  para  ti es santa. Es sagrada, alguien a quien honrar, alabar y defender.

La novia trata de esta manera su vestido. Luego de usarlo en su día especial, lo cubre y lo protege, y luego  lo separa de todo lo demás en  su  armario.  No  la  verás  usándolo  cuando  trabaja  en  el  jardín  o sale  de  paseo.  Su  vestido  de  novia  tiene  un  valor  propio.  De  esta manera, es santo y sagrado para ella.

Cuando  dos  personas  se  casan,  cada  cónyuge  pasa  a  ser  "santo" para  el  otro,  mediante  la  santidad  inherente  al  matrimonio.  Esto significa  que  ninguna  otra  persona  en  el  mundo  debe  disfrutar  de este  nivel  de  compromiso  y  expresión  de  afecto  de  tu  parte.  La relación entre ustedes no se compara a ninguna otra. Compartes la intimidad física sólo con ella, sólo con él. Estableces un hogar con esta  persona.  Tienes  hijos  con  ella.  Tu  corazón,  tus  posesiones,  tu vida   misma   deben   estar   absortos   en   este   lazo   singular   que compartes sólo con esta persona.

¿Las  cosas  son  así  en  tu  matrimonio?  ¿Tu  cónyuge  diría  que  lo honras y lo respetas? ¿Lo consideras apartado y de gran valor para ti? ¿Crees que es santo?

Quizá,  no  lo  sientas,  y  tal  vez  sea  por  una  buena  razón.  Tal  vez quisieras   que   algún   desconocido   pudiera   ver   cuánta   falta   de respeto recibes de parte de tu esposo o esposa (alguien que hiciera que tu cónyuge se sintiera avergonzado al salir a la luz quién es en realidad a puertas cerradas).

Sin  embargo,  con  el  amor  las  cosas  son  distintas.  El  amor  honra aún cuando lo rechazan; trata a su amado como alguien especial y sagrado aún cuando  lo  único  que  recibe  a  cambio  es  una  actitud desagradecida.

Por  supuesto,  es  maravilloso  cuando  los  dos  esposos  están  unidos en  este  propósito,  cuando  siguen  el  mandamiento  bíblico  de  ser "afectuosos unos con otros" en amor y se dan preferencia el uno al otro (Romanos 12:10). "Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal" (Hebreos 13:4).

No obstante, cuando tus intentos de honra no son correspondidos, debes  honrar  igualmente.  El  amor  se  atreve  a  hacerlo;  a  decir: "Valoraré  nuestra  relación  por  sobre  todas  las  demás.  El  mayor sacrificio  que  esté  dispuesto  a  hacer,  lo  haré  por  ti.  Con  todos  tus fracasos,   tus   pecados,   tus   errores   y   tus   defectos   (pasados   y presentes)   igual   decido   amarte   y   honrarte".   Así   se   crea   una atmósfera  para  reavivar  el  amor.  Así  guías  tu  corazón  a  volver  a amar de verdad a tu cónyuge. Y eso es lo bueno del honor.

El desafío de hoy

Elige   una   manera   de   demostrarle   honor   y   respeto   a   tu cónyuge que sea diferente de lo habitual. Quizá sea abrirle  la puerta  a  tu  esposa. Tal  vez  sea  guardarle  la  ropa  a  tu  esposo. Quizá  sea  la  forma  en  la  que  escuches  y  hables  cuando  se comuniquen.  Muéstrale  a  tu  cónyuge  que  lo  tienes  en  alta estima.

__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.

¿Cómo  elegiste  demostrar  honor?  ¿Cuál  fue  el  resultado?  ¿De  qué otras maneras podrías demostrar honor durante los próximos días?

"Los honraré y no serán menospreciados." (Jeremías 30:19)

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