jueves, 27 de octubre de 2016

Carácter de una Mujer de Dios: Envidia


La #Envidia es el deseo de #Obtener algo que posee otra persona y que uno carece. Se trata, por lo tanto, del pesar, la tristeza o el malestar por el bien ajeno. En este sentido, la envidia constituye el resentimiento (el sujeto no quiere mejorar su posición sino que desea que al otro le vaya peor).

Los seres humanos tienen la costumbre de hacer planes y establecer objetivos, lo que es algo normal y no hay nada malo en eso. El problema surge cuando la persona, muchas veces, no está contenta consigo misma o con lo que tiene y abre espacio a la envidia.

Cuando hablamos de envidia, rápido pensamos: “... que sentimiento tan terrible y carnal...”, pero desafortunadamente existe incluso dentro de las iglesias, en medio de personas que declaran ser cristianas.


Al contrario de lo que muchos piensan, la envidia no es algo vinculado únicamente a las cosas materiales, como tener envidia de carros, casas, dinero, ropas y otras posesiones materiales que la persona desea tener y no les tiene, así es que surge la codicia para obtener los bienes ajenos.

Sin embargo, la envidia también se puede manifestar en los bienes que no se tocan, por ejemplo, hay muchos que sienten envidia en relación a las siguientes situaciones:

  • La posición de alguien que ella desea tener.
  • El matrimonio feliz de una amiga.
  • La belleza física de otra mujer.
  • La manera de ser, porque compara su vida con la vida de otra persona y ve en ella todo que le gustaría ser pero no consigue.
  • La atención o cariño que sus amigas reciben y ella no.
  • El éxito de otra persona.

Lo peor es cuando la persona no se da cuenta de que ha sido dominada por ese sentimiento maligno y empieza a tener actitudes con la intención de perjudicar y/o sacar fuera de su camino esa persona, diciendo cosas malas a su respecto, o sea, falso testimonio y mentiras en contra de ella.

Amigas, no es algo incorrecto tener las cosas o luchar hasta conquistarlas, pero el error consiste cuando se quiere tener lo que es de los otros, desarrollando el sentimiento de envidia, incluso, deseando tener también una determinada cosa y que la otra persona no lo tenga, porque eso también es envidia.

Ten mucho cuidado, porque a veces no vas a darte cuenta, pero es algo que corroe tu interior y lo debes rechazar.

No necesitas tener envidia a nadie, sepas que Dios te ama como eres y vas a conquistar lo que deseas por medio de la fe, disfrutando de mucha felicidad cuando los demás también son bendecidos.

Este es el carácter de la mujer de Dios, es decir, totalmente en contra de la envidia y la codicia, 

“...envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes. Os advierto, como ya en ore viene , los que practican tales cosas no heredarán el el reino de Dios.” Gálatas 5:21

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