Día 4: EL AMOR ES ATENTO
“Como son preciosos para mi tus pensamientos… Como es grande la suma de ellos!! Si yo los contase, serían más que los granos de arena.”
Salmos 139:17-18
El amor piensa. El no es un sentimiento tonto que pasea por las ondas de la emoción y entonces cae en un sueño mental. El se mantiene ocupado en pensamientos, sabiendo que los pensamientos amorosos proceden de actitudes amorosas.
Cuando usted se enamora, el pensamiento viene casi naturalmente. Usted pasó horas imaginando cómo sería la persona amada, imaginando lo que ella estaría haciendo; ensayando cosas notables para decir y, después, disfrutando de los dulces recuerdos del tiempo que pasaron juntos. Usted dice sinceramente: “Yo no puedo dejar de pensar en vos.”
Pero, para la mayoría de las parejas las cosas empiezan a cambiar poco después del matrimonio. La esposa finalmente tiene su marido; su marido ya tiene su trofeo. La caza ha terminado y la búsqueda cerrada. Las chispas del romance lentamente se convierten en cenizas y la motivación para el pensamiento se enfría. Comienza a enfocarse en su trabajo, sus amigos, sus problemas, sus deseos personales. Después de un tiempo, comienza involuntariamente a ignorar las necesidades de su cónyuge.
Pero el hecho de que el matrimonio haya añadido otra persona en su universo no ha cambiado. Entonces, si su pensamiento no a madurado lo bastante como para incluir constantemente a esta persona, usted se encontrará siendo sorprendido en lugar de reflexivo. “Hoy es nuestro aniversario?” “Por qué no me incluistes en esta decisión?” “Nunca pensas en nadie más que en vos mismo?”
Si no aprende a ser reflexivo, acabará arrepintiéndose por haber perdidos oportunidades de demostrar amor. La falta de atención es un enemigo silencioso para un relacionamiento amoroso.
Seamos honestos. Los hombres luchan más contra la falta de atención que las mujeres. Los hombres tienen la capacidad de enfocarse en apenas una cosa, como un láser, y olvidarse del resto del mundo. Mientras eso puede beneficiarlo en aquella área específica, puede también hacerlo ignorar otras cosas que precisan de su atención.
La mujer, por otro lado, es más multiconsciente, es capaz de mantenerse increíblemente atenta a varios hechos al mismo tiempo. Ella tiene la capacidad de hablar por teléfono, cocinar, saber en que habitación de la casa las criaturas están y preguntarse por que su marido no está ayudando… Todo simultáneamente. Además de eso, la mujer también piensa en el colectivo. Cuando ella se envuelve en un trabajo específico, queda a la par de todas las personas que de alguna forma están atadas a él.
Esas dos tendencias son ejemplos de cómo Dios proyectó las mujeres para que completaran a sus maridos.Como Dios dice en la creación: “No es bueno que el hombre esté solo; haré para él alguien que lo auxilie y le corresponda.” (Génesis 2:18) Sin embargo, esas diferencias también crean oportunidades para el desentendimiento.
Hombres, por ejemplo, tienden a pensar de forma objetiva y a decir exactamente lo que quieren decir. No es preciso nada más para entender el mensaje. Sus palabras son más literales y no deben ser analizadas más allá de lo que se dijo. Pero, las mujeres hablan y piensan en las entrelineas. Ellas tienen la tendencia de hacer insinuaciones. Un hombre precisa oír también lo que está implícito si quisiera obtener el significado completo de lo que una mujer dice.
Si una pareja no tiene esa comprensión uno del otro, eso puede resultar en un desentendimiento sin fin. El queda frustrado intentando entender por que el es tan desatento y no suma dos más dos para comprender lo que ella dice.
Una mujer desea profundamente que su marido sea atento y reflexivo. Esa es una de las clave que la ayuda a sentirse amada. Cuando ella habla, el hombre sabio oye como un detective para descubrir las necesidades y deseos implícitos en sus palabras. Todavía, si ella siempre tiene que juntar las piezas, el pierde la oportunidad de demostrar que la ama.
Esto también explica porque las mujeres quedan trastornadas con sus maridos sin decir a ellos el por qué. Ella piensa: “Yo no debería tener que explicar eso para el. El precisa ser capaz de mirar la situación y entender lo que está ocurriendo aquí.” Al mismo tiempo, el se siente mal porque no puede leer la mente de ella y desea saber por que está siendo castigado por un crimen que no sabía que había cometido.
El amor requiere de atención - ambos lados - el tipo de atención que construye puentes a través de la combinación de paciencia, bondad y generosidad. El amor enseña a aceptar el objetivo, a respetar y apreciar la única manera de pensar de su cónyuge.
El marido debe oír a su esposa y aprender a considerar los mensajes no dicho. La esposa debe aprender a comunicarse con atención y no decir una cosa cuando significa otra.
Sin embargo, con frecuencia queda enojado y frustrado, siguiendo el patrón destructivo “Preparar, apuntar, fuego!!” Habla de forma dura y solo después piensa si debería haber dicho lo que dijo. Pero la naturaleza atenta del amor le enseña a usar la menta antes de usar los labios. El amor piensa antes de hablar. El filtra las palabras con un tamiz de la verdad y da bondad.
Cuando fue la última vez que gastó algunos minutos pensando en cómo podría demostrar amor a su cónyuge y entenderlo mejor? Cuál fue la necesidad inmediata que pudo satisfacer? Para que próximo eventos (cumpleaños, día conmemorativo, feriado) ya se puede preparar? Grandes matrimonios vienen de grandes reflexiones.
≈ Desafío de hoy ≈
Haga contacto con su cónyuge en algún momento del día. No haga otra cosa sino preguntar cómo está el (a) y si hay algo que usted pueda hacer por el (a)
-Anote aquí cuando haya terminado el desafío.
¿Qué ha aprendido sobre sí mismo y sobre su cónyuge a aceptar el desafío de hoy? ¿Cómo podría ser más natural, salir de la rutina y ser verdaderamente útil con su estilo de vida?
“Agradezco a mi Dios toda las veces que me acuerdo de ustedes.” (Filipenses 1:3)
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